Terapia indirecta.
Trabajo terapéutico con los padres de familia.
1. Modelo Sobreprotector.
¿Qué se entiende como terapia indirecta? Es el trabajo que se lleva a cabo con los padres de familia para abordar temas que tienen que ver con los hijos. El principio que valoramos en esta forma de trabajo es que desde el punto de vista de la terapia breve estratégica es conveniente trabajar de esta manera ya que con esto se evita sembrar en los menores lo que se puede prestar a interpretación por parte de ellos de que, se les observa como “problema” o, que algo “mal” hay en ellos y eso puede tener un efecto más contraproducente que benéfico. Además, al ser los padres a quienes les corresponde la atención y cuidado de sus hijos resulta constructiva la ayuda que reciben para ayudarlos mejor, llevando a cabo estrategias para el cambio.
Lo mismo es en el caso de pareja cuando alguno de los integrantes no quiere asistir a la terapia; se puede también trabajar indirectamente con la persona que asiste.
Para iniciar a revisar el tema de la terapia indirecta; quiero mencionar que para la terapia breve estratégica se consideran seis modelos de familia como los más frecuentemente encontrados y establecidos en los estudios de investigación del centro de psicoterapia de Arezzo en Italia; validado por más de 30 años de experiencia, lidereado por el reconocido mundialmente Dr. Giorgio Nardone y su equipo.
El hablar de modelos de familia no significa que se intente encuadrar a las familias con las que se trabaja en alguno de ellos; sino valorar en cada caso cual es la función, es decir cómo funciona el sistema y las soluciones que predominan y ponen en práctica para resolver dificultades sin resultados; convirtiéndose en soluciones intentadas que “alimentan” dinámicas disfuncionales, las cuales podrían rigidizarse con el tiempo y llevar a que un conflicto evolucione a problema o se cristalice todavía más y de como resultado a alguna patología.
Cabe decir que ningún modelo es mejor que otro. El objetivo es llevar al sistema familiar a ser lo más funcional, según las necesidades de la etapa de desarrollo natural por la que atraviesan.
Ahora bien, los modelos de familia clasificados desde la TBE (Terapia Breve Estratégica) son: 1. El modelo sobreprotector, 2. El modelo democrático- permisivo, 3. El modelo sacrificante, 4. El modelo intermitente, 5. El modelo delegante y 6. El modelo autoritario.
1. Modelo sobreprotector
Es un modelo que, en efecto se puede estructurar mediante algunas
soluciones puestas en práctica en la crianza de los hijos.
Hay padres de familia que viven con el temor de que algo les pase a sus hijos
les resuelven todo, les evitan que tengan dificultades, incluso aquellas que
son capaces de resolver por ellos mismos, estos padres están siempre
dispuestos, se adelantan para prevenirles “problemas” y evitárselos. Llegan
a sentirse indispensables en todo para ellos.
Ponen en práctica soluciones con las mejores intenciones, sin embargo;
dichas soluciones intentadas que en un principio efectivamente fueran útiles,
a la larga, si se mantienen en el tiempo alimentan una dinámica que puede
desencadenarse en problemas.
Miedos, temores, inseguridades que limitan su desempeño de los hijos en
las distintas áreas o actividades, cuando dicen (o, no lo dicen), pero tienen la
sensación de no poder, de no atreverse a ciertas cosas nuevas o diferentes,
cuando se han hecho muy dependientes de los padres para sentirse seguros,
puede entonces, estarse configurando una pauta que, si crece, avanza y no
se detiene, se rigidiza y podría dar en consecuencia como resultado
problemas todavía mayores.
Patologías tales como, Trastornos fóbicos, fóbicos obsesivos, ataques de
pánico, trastornos obsesivos compulsivos, por mencionar algunos y que no
son exclusivos para este modelo de familia ya que, no hablamos de causa y
efecto sino de formas de relación, de interacción desde lo que se conoce, lo
que se piensa y decide.
Es importante que estos padres busquen ayuda desde el momento que la
necesiten y sigan aprendiendo para, su mayor beneficio y el de su familia,
que logren actuar de maneras más funcionales según sea el caso, y
apreciar en los hijos el desarrollo de sus capacidades, confianza en sus
recursos y habilidades, desarrollándose y creciendo naturalmente de
acuerdo a la etapa de desarrollo en la que se encuentran y así, ayudarlos
de forma más efectiva y eficiente.
Los padres crecemos y vamos aprendiendo en el camino porque
normalmente se quiere desempeñar mejor el papel tan valioso en sí mismo;
avanzando, haciendo, probando y ensayando…… logrando lo que se quiere
lograr.
Dra. Consuelo García Romero.
Mis notas del Máster en Terapia Breve Estratégica 2013
CUENTO
Pobres ovejas
Había una vez una familia de pastores.
Tenían todas las ovejas juntas en un sólo corral.
Las alimentaban, las cuidaban y las paseaban, pero de vez en cuando las ovejas trataban de escapar.
Aparecía entonces el más viejo de los pastores y les decía:
– Vosotras, ovejas inconscientes y soberbias, ¿no sabéis que fuera el valle está lleno de peligros?
Solamente aquí podréis tener agua, alimentos y, sobre todo, sólo con nosotros tendréis protección contra los lobos.
En general eso bastaba para frenar “los aires de libertad” de las ovejas.
Un día nació una oveja diferente. Digamos que era una oveja negra. Tenía un espíritu rebelde y animaba a sus compañeras a huir hacia la libertad de la pradera.
Las visitas del viejo pastor para convencer a las ovejas de los peligros exteriores se hicieron cada vez más frecuentes.
No obstante, las ovejas estaban inquietas y cada vez que se les sacaba del corral, daba más trabajo reunirlas de nuevo.
Hasta que una noche la oveja negra las convenció y huyeron.
Los pastores no notaron nada hasta el amanecer cuando vieron el corral roto y vacío.
Todos juntos fueron a llorar con el anciano jefe de la familia:
– ¡Se han ido, se han ido!
– Pobrecitas…
– ¿Y el hambre?
– ¿Y la sed?
– ¿Y el lobo?
– ¿Qué será de ellas sin nosotros?
El anciano tosió, aspiró su pipa y dijo:
– Es verdad, ¿qué será de ellas sin nosotros? Y lo que es peor…..…
¿Qué será de nosotros sin ellas?
De Jorge Bucay, libro: “Recuentos para Demian”
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