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Terapia Indirecta. Trabajo terapéutico con los padres de familia.

4. Modelo intermitente

¿Qué se entiende como terapia indirecta? Es el trabajo que se lleva a cabo con los padres de familia para abordar temas que tienen que ver con los hijos. El principio que valoramos en esta forma de trabajo es que desde el punto de vista de la terapia breve estratégica es conveniente trabajar de esta manera ya que con esto se evita sembrar en los menores lo que se puede prestar a interpretación por parte de ellos de que, se les observa como “problema” o, que algo “mal” hay en ellos y eso puede tener un efecto más contraproducente que benéfico. Además, al ser los padres a quienes les corresponde la atención y cuidado de sus hijos resultan constructiva la ayuda que reciben para ayudarlos mejor, llevando a cabo estrategias para el cambio.

Lo mismo es en el caso de pareja cuando alguno de los integrantes no quiere asistir a la terapia; se puede también trabajar indirectamente con la persona que asiste.

Para iniciar a revisar el tema de la terapia indirecta; quiero mencionar que para la terapia breve estratégica se consideran seis modelos de familia como los más frecuentemente encontrados y establecidos en los estudios de investigación del centro de psicoterapia de Arezzo en Italia; validado por más de 30 años de experiencia, lidereado por el reconocido mundialmente Dr. Giorgio Nardone y su equipo.

El hablar de modelos de familia no significa que se intente encuadrar a las familias con las que se trabaja en alguno de ellos; sino valorar en cada caso cual es la función, es decir cómo funciona el sistema y las soluciones que predominan y ponen en práctica para resolver dificultades sin resultados; convirtiéndose en soluciones intentadas que “alimentan” dinámicas disfuncionales, las cuales podrían rigidizarse con el tiempo y llevar a que un conflicto evolucione a problema o se cristalice todavía más y de como resultado a alguna patología

Cabe decir que ningún modelo es mejor que otro. El objetivo es llevar al sistema familiar a ser lo más funcional, según las necesidades de la etapa de desarrollo natural por la que atraviesan.

Ahora bien, los modelos de familia clasificados desde la TBE (Terapia Breve Estratégica) son: 1. El modelo sobreprotector, 2. El modelo democrático- permisivo, 3. El modelo sacrificante, 4. El modelo intermitente, 5. El modelo delegante y 6. El modelo autoritario.

4.- Modelo Intermitente

Es cuando los padres cambian todo momento de estrategia. Pareciera flexible, pero cuando algo se repite y repite se vuelve rígido.

Lo funcional es, los padres que se adaptan a las circunstancias. Que usan la estrategia adecuada según la situación.

El modelo intermitente es el que cambia las estrategias, pero no permite ver los efectos por la estrategia aplicada: ejemplo, te hablo de un castigo, pero no lo aplico (cambio de estrategia).

Imprevisible rigidez y flexibilidad, actitudes que valoran o descalifican a los hijos; mensajes contradictorios. El mensaje que envían es doble vínculo: mensaje paradójico.

Suelen ser padres cultos, actualizados, que a veces tienen la duda patológica. Su dificultad es ser inconstantes, creen en todo y en nada. Se pierden y no saben que estrategia adoptar. Pierden el control.

Leen algo y después dicen sí, sí; y después cambian. La constante es el cambio continúo debido a la ausencia de puntos de referencia y de bases seguras.

Los hijos a ratos son obedientes y colaboradores; a ratos son rebeldes. Crecen inestables e incapaces de asumir roles y responsabilidades.

El objetivo con estas familias va en función de encontrar la estrategia más adecuada según el problema que presenten y seguir y mantenerse en la dirección emprendida.

Es importante obligarles a seguir un proceso terapéutico completo. Aquí es importante el contrato. Si no se comprometen no hay que trabajar con ellos como terapeutas. Importante evitar caer en sus trampas.

 

Dra. Consuelo García Romero.
Mis notas del Máster en terapia breve estratégica 2013.

 

CUENTO

Las decisiones.
El cuento de Tara

Tara era una chica que hacía demasiado tiempo que vivía tranquilamente en su pueblo y había decidido emprender el viaje de su vida. Quería conocer nuevos lugares y gente nueva para aprender todo lo que pudiera. Había preguntado a un montón de gente, pero lo que no tenía claro era cual era el mejor camino para conseguirlo. De todos modos, salió de su pueblo con un equipaje ligero pero completo y comenzó a caminar. En seguida se encontró con un primer cruce de caminos. Se paró. “Puedo ir por el camino del medio. Es llano y serpentea por un bosque fresco. Se dice que por allá viven unos duendes mágicos. Si tengo la suerte de verlos les podré hacer la pregunta más difícil que existe y seguro que la contestarán. Pero también puedo escoger el camino de la derecha. Va en dirección de las montañas del norte. Allá se dice que viven unos monjes muy sabios de los que podría aprender muchas cosas interesantes. Claro que también podría escoger el camino de la izquierda que va por los llanos verdes del valle. Allá dicen que a veces se instala una tribu de indios nómadas. Seguro que podría visitar muchos lugares desconocidos y aprender de la gente que conozca …”

“¿Y si escojo el camino equivocado? Caminar y caminar para descubrir al final que aquel no era el mejor camino… ¿Cómo podría recuperar entonces el tiempo perdido? Es una decisión muy importante y no me puedo permitir una equivocación… ¿Qué hago?”

La duda la tenía paralizada. Se sentó encima de una roca a pensar y a pensar sobre su dilema, pero cuanto más lo hacía, mayor era su confusión.

Mientras estaba sentada con la cabeza apoyada entre sus manos, se acercó alguien y dijo. Pareces preocupada, ¿te puedo ayudar?

Tara se asustó, levantó rápidamente la cabeza y vio a una persona delgada de aspecto anciano. Cuando la miró a los ojos tuvo una extraña sensación, como si fuera alguien que conocía muy bien, lo cual la tranquilizó. Aunque no la conocía de nada, o precisamente por eso, le explicó lo que la ocurría. Mientras hablaba, el anciano la escuchó atentamente, con una actitud reflexiva y en silencio hasta que acabó su relato. Entonces sacó una pipa de su bolsillo, la encendió. Varias bocanadas de humo dibujaron figuras indescifrables en el aire y dijo.

“De un camino que no conoces sólo puedes ver su inicio, pero no sabes su recorrido ni a dónde te llevará. Podría ser que el camino de la izquierda se cruce con el camino del medio un poco más adelante. O quizás el camino del medio no te lleve al llano. O incluso podría ser que en las montañas del norte no encuentres ni a los monjes ni a ninguna persona. Y es muy probable que en transcurso del camino que elijas encuentres otros cruces. Y también podría suceder todo lo contrario….

Pero hay una cosa de la que sí puedes estar segura. El camino que elijas seguro que será el correcto porque el que busca algo con determinación y compromiso seguro que lo encuentra. Y has dicho que lo que buscas son aprendizajes. El camino que recorrerás no será ni más largo ni más corto del necesario para encontrar tu destino. Buena suerte y que el viaje te sea propicio y lleno de aprendizajes.” Y el anciano se fue por donde había venido.

Tara se quedó pensativa un rato. De hecho, no está segura si fueron minutos u horas. Después se quedó mirando el cruce que tanto la había angustiado. Finalmente, y después de vacilar unos instantes más, escogió uno de los tres caminos (tendréis que preguntar a Tara cuál de ellos escogió) sabiendo que aquella era la mejor decisión que podía tomar en ese momento y se puso a caminar con decisión, sin mirar hacia atrás, contenta y con ganas de descubrir los aprendizajes que el viaje seguro la iba a proporcionar.

por Francesc Bonada

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