Terapia Indirecta. Trabajo terapéutico con los padres de familia.
5. Modelo Delegante
¿Qué se entiende como terapia indirecta? Es el trabajo que se lleva a cabo con los padres de familia para abordar temas que tienen que ver con los hijos. El principio que valoramos en esta forma de trabajo es que desde el punto de vista de la terapia breve estratégica es conveniente trabajar de esta manera ya que con esto se evita sembrar en los menores lo que se puede prestar a interpretación por parte de ellos de que, se les observa como “problema” o, que algo “mal” hay en ellos y eso puede tener un efecto más contraproducente que benéfico. Además, al ser los padres a quienes les corresponde la atención y cuidado de sus hijos resultan constructiva la ayuda que reciben para ayudarlos mejor, llevando a cabo estrategias para el cambio.
Lo mismo es en el caso de pareja cuando alguno de los integrantes no quiere asistir a la terapia; se puede también trabajar indirectamente con la persona que asiste.
Para iniciar a revisar el tema de la terapia indirecta; quiero mencionar que para la terapia breve estratégica se consideran seis modelos de familia como los más frecuentemente encontrados y establecidos en los estudios de investigación del centro de psicoterapia de Arezzo en Italia; validado por más de 30 años de experiencia, lidereado por el reconocido mundialmente Dr. Giorgio Nardone y su equipo.
El hablar de modelos de familia no significa que se intente encuadrar a las familias con las que se trabaja en alguno de ellos; sino valorar en cada caso cual es la función, es decir cómo funciona el sistema y las soluciones que predominan y ponen en práctica para resolver dificultades sin resultados; convirtiéndose en soluciones intentadas que “alimentan” dinámicas disfuncionales, las cuales podrían rigidizarse con el tiempo y llevar a que un conflicto evolucione a problema o se cristalice todavía más y de como resultado a alguna patología
Cabe decir que ningún modelo es mejor que otro. El objetivo es llevar al sistema familiar a ser lo más funcional, según las necesidades de la etapa de desarrollo natural por la que atraviesan.
Ahora bien, los modelos de familia clasificados desde la TBE (Terapia Breve Estratégica) son: 1. El modelo sobreprotector, 2. El modelo democrático- permisivo, 3. El modelo sacrificante, 4. El modelo intermitente, 5. El modelo delegante y 6. El modelo autoritario.
Es el modelo en el cual se delega el papel de progenitor. Les ponen a los hijos cuidadores y maestros para que se hagan cargo de ellos, o delegan el cuidado de los hijos en la familia extensa (abuelos). Y los compensan con regalos. Se crea una dinámica de competición entre los que cuidan a los hijos, quienes aprenden a identificar las estrategias más favorables para obtener lo que desean del uno o del otro.
Los padres no son puntos de referencia autorizados: los abuelos son intermediarios eficaces para que los hijos obtengan lo que desean, pero en los momentos difíciles no hacen la función de guía, de modo que existe una falta de orientación. Los hijos crecen manipulando las relaciones en beneficio propio. Con frecuencia desarrollan una dependencia relacional de figuras destacadas, o adoptan conductas de riesgo con objeto de ponerse a prueba.
Las reglas se discuten con diferentes criterios debido al exceso de figuras de referencia.
Son padres que han dado lo mejor pero después no pueden con el hijo; le dicen al terapeuta; “Tu encárgate de que se componga” “No sé qué hacer”
En estos casos la terapia es directamente con los padres. Percepción que tienen:
a) Miedo. A no estar a la altura como padres; por eso delegan. (si Mamá lo hizo bien conmigo, mejor que lo haga ella).
b) Placer. Por el desagrado de cuidar a un hijo; es desagradable, desgastante o, por el placer de cuidar la imagen que tienen.
¿Qué hacer?
El terapeuta acompaña a hacer su papel de padres, que perciban que, sí pueden desarrollar habilidades. Restablecer sus roles de forma funcional y a devolver a cada uno de sus integrantes las responsabilidades que les corresponden. Que tomen su responsabilidad.
Mostrarles que el placer de hoy será dolor para mañana. “como una muela picada que no se atiende; y después se agrava y habrá que sacar la muela”
Hay que crearles el miedo a las consecuencias de este placer; que mañana no tengan placer; consecuencias tales como la vergüenza de que un hijo empiece a robar.
¡Nadie más puede hacerlo en tu lugar!
Ayudarles a conservar a la larga su vida placentera, aprendiendo un modelo de sana complementariedad familiar.
Dra. Consuelo García Romero.
Mis notas del Máster en terapia breve estratégica 2013.
CUENTO
La hormiga y el lirio
Había una vez una hormiguita que, como toda buena hormiga, era trabajadora y servicial. Se pasaba el día acarreando hojitas, casi no tenía tiempo para descansar. Y así transcurría su vida, trabajando y trabajando.
Un día fue a buscar comida a un estanque que estaba un poco lejos de su casa, y para su sorpresa al llegar al estanque vio cómo un botón de lirio se abría y de él surgía una hermosa y delicada florecilla. Se acercó y le saludó:
– ¿Hola, sabes? eres muy bonito…que eres? Y la florecita contestó:
-Soy un lirio, gracias. ¿Sabes eres muy simpático… que eres? -Soy una hormiga, gracias también.
Y así la hormiguita y el lirio siguieron conversando todo el día, haciéndose grandes amigos.
Cuando empezaba a anochecer, la hormiga regresó a su casa, no sin antes prometer al lirio que volvería al día siguiente. Mientras iba caminando, la hormiga descubrió que admiraba a su nuevo amigo, que lo quería muchísimo y se dijo, “mañana le diré que me encanta su forma de ser”. Por su parte, el lirio al quedarse solo, se dijo “me gusta la amistad de la hormiga, mañana cuando venga se lo diré”
Pero al día siguiente la hormiguita se dio cuenta de que no había trabajado nada el día anterior, así que decidió quedarse a trabajar y se dijo “mañana iré con el lirio; hoy no puedo, estoy demasiado ocupada, mañana le diré, además, que lo extraño”.
Al día siguiente amaneció lloviendo, y la hormiga no pudo salir de su casa. Se dijo “que mala suerte, hoy tampoco veré al lirio. Bueno no importa, mañana le diré todo lo especial que es para mí”
Y al tercer día la hormiguita se despertó muy temprano y se fue al estanque, pero al llegar encontró al lirio en el suelo, ya sin vida. La lluvia y el viento habían destrozado su tallo. Entonces la hormiga pensó: “que tonta fui, desperdicié demasiado tiempo, mi amigo se fue sin saber todo lo que le quería”… en verdad me arrepiento.
Y así fue como ambos nunca supieron lo importantes que eran.
Cuando alguien sea importante en tu vida, hazle saber enseguida, no lo dejes para después… después puede ser muy tarde.
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